Nuestro Sistema Neurológico Central tiene una gran capacidad de cambiar y cambiarse, esto solo se puede realizar en los primeros tres años de vida. Durante estos años el cerebro termina de adquirir su mayor población neuronal. Estos primeros años de vida son críticos, es el momento donde el terapeuta tiene que comenzar a aplicar un estimulo especifico para producir una acción. Esta acción en el niño es fundamental, pues permanece a lo largo de toda la vida. Experiencias, estímulos en períodos tempranos pueden modificar aspectos funcionales y anatómicos tanto en el Sistema Nervioso Central como en la Conducta. Estas modificaciones del Sistema Nervioso Central, se realizan gracias a la plasticidad cerebral.
Investigaciones de Neurocientíficos Franceses, determinaron que cuando hay pérdida por una lesión cerebral las áreas comprometidas pueden recuperarse sin que necesariamente ocurra una restitución del área cerebral dañada. Esta recuperación se debe a la reorganización de algunas de las partes del cerebro que no han sido dañadas.
El cerebro de un niño es capaz de acceder a una recuperación adaptativa mayor, es sumamente plástico y tiene mayor potencial de reestructuración. Con la estimulación apropiada aumenta la posibilidad de esa plasticidad cerebral, favoreciendo la rehabilitación en cambios estructurales, funcionales, y en la experiencia que puede incluir estímulos del ambiente, que remodelen la organización estructural frente a la lesión, tendiendo a compensarlo funcionalmente.
La marcha, el lenguaje y la emoción pueden modelarse en su registro neuronal, gracias a la Estimulación Temprana.
Intervenir tempranamente da la posibilidad de promover la salud física y psíquica del niño.
Huellita Terapéutica
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